domingo 28 abril 2024
InicioOpinionesCaminando por el Neolítico

Caminando por el Neolítico

Hace unos días, caminaba junto a un grupo de montaña, denominado por ellos mismos, “Vamos Cañas”. David Medina Pérez, Joaquín Soto Escobedo, José Antonio Gómez González, José Francisco Cantero Vera, Rafael Cañas Alarcón, personas del grupo, a las que he tenido la suerte de conocer y con las que pude disfrutar de un agradable y didáctico paseo. Todo el grupo son personas amantes y defensoras del Paraje Natural del Torcal de Antequera. Tras la visita a una pequeña cueva, Joaquín me comentaba acerca del extraordinario hallazgo, acontecido en ella, y, aunque varios medios se hicieron eco en sus paginas del descubrimiento, yo, recordaba algo publicado en nuestro periódico local, les dejo este enlace de lo mismo, donde quedó bien reflejado: La historia de un hallazgo prehistórico gracias a la pasión por El Torcal.

Ojalá muy pronto, este importante hallazgo sea datado lo más exacto posible, detallado, explicado y expuesto en el Museo Sitio de los Dólmenes, de muy reciente inauguración, donde sin duda vendrá a dar categoría y realce a todo lo allí ya expuesto.

Yo me pregunto y seguro que más de un ciudadano, también: ¿quién hizo uso de este cuenco cerámico, encontrado en las entrañas de la Madre Tierra, en el Paraje Natural del Torcal y para que pudo servir? Ignoro si la antropología y demás ciencias al uso, nos lo puedan aclarar algún día, ojala. Mientras ello ocurre, porqué no jugar con la imaginación, ateniéndonos, a los escritos de antropólogos que mezclaron, ciencia, historia y novela.

Si el lenguaje hablado, fue una diferencia muy importante, entre Neandertal y Homo sapiens, podríamos deducir, que los orígenes de la religión fueron aquellas denominadas animistas, anteriores a la aparición de sapiens, ya que se piensa que las religiones teístas habrían crecido con el arranque del propio lenguaje.

Neandertal, cuya principal forma de comunicación fue por signos y expresiones, vivieron en las entradas de las cuevas, sin llegar a sus adentros, pues consideraban que ello suponía profanar las “entrañas de la Madre”. ¿Quiénes podían entrar al interior? Había una figura, El Mogur, un personaje, del cual, sus decisiones, eran de respetar incluso por el propio Jefe del Clan. Posteriormente en otras nuevas culturas, le llamaron druida, chaman. Al mogur, le preparaban unas pociones… mandrágora o circea y otras, solo conocidas por las personas encargadas de la recolección de plantas y raíces para la medicina, las cuales machacaban y maceraban en un recipiente, del cual, luego, una vez en el interior de la cueva, el mogur tomaba el líquido, (solo él podía beberlo) entrando después de su ingestión en un sueño, un trance, donde conseguía, “conectar” con la Madre Tierra, para recibir sus premisas, consejos y directrices a seguir por el Clan.

Como quiera que ya con anterioridad han sido encontrados, otros vestigios que nos indican a ciencia cierta que hubo grupos de, cazadores recolectores en la Sierra del Torcal, mismamente en la Cueva del Toro… bien podríamos pensar en la posibilidad que en el interior de ésta otra cueva que denominaremos “la del cuenco”, pudo haber sido el sitio elegido por algún mogur o persona religiosa del clan, para llevar a cabo sus incursiones al interior de la Madre, por tomar referencias y oír los designios para regir el destino del grupo.

Personalmente aquella mañana, solo había tomado una infusión de ortigas recolectadas este invierno, en las umbrías de los picos de “las Orejas de la Mula”, mi mente, si algo percibió saltando, más que caminando, de piedra en piedra, no fue otra cosa que la belleza y la magia del entorno, el Torcal que siempre nos sorprende. Claro que, más abajo, mi estómago, sí me decía que… le pusiera algo más, consistente.

Más información edición digital www.elsoldeantequera.com y de papel.
¡Suscríbase y recíbalo en casa o en su ordenador, antes que nadie (suscripción)
 
NOTICIAS RELACIONADAS

Más recientes