viernes 3 mayo 2024
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El Cementerio (XI): Retenciones a deudores de la Junta de Propios

Como quiera que los fondos aportados seguían siendo insuficientes, se propuso la idea de retener a los deudores de la Junta de Propios el dinero que adeudaban a la misma, en compensación por la falta de aquellos y en ese sentido se notificó al escribano Salvador Bravo un auto del Corregidor que decía: “No habiendo contestado la Junta de Propios al oficio que se le pasó con fecha 2 del corriente y estándose en la alternativa de suspender las obras del cementerio o de retener a la expresada Junta, créditos suficientes a cubrir los diez mil reales que por cuenta de la suma que deba contribuir le están pedidos, procédase a la retención, haciéndole saber a la Junta que facilite las oportunas cartas de pago a las personas deudoras que se designan:

D. Joaquín Muñoz y Moreno, 1.157 reales.

D. Juan Doñas Puerto, 2.000 reales.

D. Jose Antonio Aguilar, 2.000 reales.

Doña Isabel Navarro, 600  reales.

Justicia de Mollina, 3.842  reales.

 
Y la Junta, tras preguntar al Señor Subdelegado y en espera de su respuesta, dice que se conceptúa sin facultad para el despacho de las referidas cartas de pago. El ayuntamiento por su parte, requiere a dichas personas para los pagos correspondientes y se da cuenta al Ministro Comisionado de la decisión tomada. Las personas particulares deudores de la Junta de Propios requeridas para el pago se niegan al mismo, apremiándoles el ayuntamiento con Voluntarios Realistas (Cuerpo armado que sustituyó a la Milicia Nacional) a una multa diaria hasta que cumplan con su obligación.

 
El Corregidor envía un nuevo escrito al Ministro informándole de todas las incidencias acaecidas y aprovecha para dar cuenta del malestar creado en la Corte de Madrid por el canónico de esta Colegial, Manuel Diez de Tejada: “cuyos ecos han llegado hasta esta ciudad disponiendo el ánimo de sus habitantes  a que el cementerio no se construirá”.

 
Suspensión de las obras ordenada por el Ministro Teotimo Escudero

El 3 de diciembre de 1830, el Ministro Comisionado Teotimo Escudero envía escrito al Corregidor en el que le comunica: “haber recibido sus oficios con los documentos que le acompañaba, así como también los del Vicario Capitular de Málaga y la Junta de Rentas Decimales del mismo Obispado y del Prepósito y Cabildo de la Santa Iglesia Colegial de esta ciudad en que manifiestan los inconvenientes y perjuicios que deben seguirse a la salud pública de esta población de llevarse a efecto la construcción del cementerio en el sitio de la Cañada de la Pólvora y pidiendo se haga un reconocimiento de este y del monte llamado del Reloj por facultativos de esa ciudad o de fuera de ella para que en su vista pueda elegirse el mejor. Y en su consecuencia prevengo a Vd. que por ahora y hasta que otra cosa se determine suspenda todo procedimiento en la construcción del expresado cementerio, dándome aviso de quedar en verificarlo”.

 
En fecha 25 de enero de 1829 el Secretario de Gobernación, Manuel Abad, envía escrito comunicando que en atención a lo dispuesto por el Ministro Comisionado ordenando la suspensión de las obras, debe remitir al Vicario Capitular de la diócesis relación de todas las diligencias sobre los reconocimientos de terrenos efectuadas desde 1804 hasta el año 1820, incluidas las que hicieron el 20 de julio de ese año el Capitán de Navío Sr. Peri y varios comisionados. 

 
Cese del Corregidor Fernando Reynoso

A raíz de estos hechos es cesado el Corregidor Fernando Reynoso. El cuatro de junio de 1831, la Junta de Propios de la ciudad, en reunión celebrada, luego de hacer constar las advertencias que en su día le fueron realizadas al citado Corregidor al carecer aquella de facultades para la retención de cantidades a determinadas personas para el pago de las obras del cementerio, responsabiliza a éste de dicha acción y pasa a exigirle el reintegro de  dichas cantidades. 

 
Corregidor Manuel Doñamayor

El Corregidor que sustituyó a Fernando Reynoso fue Manuel Doñamayor Echavarri, (posterior Conde del Albercón).El 31 de julio de 1832, el Secretario de Gobierno, Manuel Abad, envía escrito en el que después de relatar lo dispuesto en su día por el Ministro Teotimo Escudero, se ha resuelto, vistas todas las alegaciones del Vicario y Obispo, que prosiga la construcción del cementerio en la zona denominada de LOS PINGOROTES de acuerdo al presupuesto elaborado por el alarife José de Reina y bajo encargo a la Junta de Diezmos. (De esa supuesta nueva ubicación de Los Pingorotes no se habla más, pudo ser errónea la referencia a ese lugar, o en verdad se intentó modificar el emplazamiento propuesto y luego, por razones que se ignoran, se dio marcha atrás y se continuó en la cañada de la Pólvora, donde por otra parte la construcción ya estaba comenzada y de hecho se venían enterrando cadáveres de forma provisional y donde además se encontraban ya depositados bastantes materiales). 

 
Suscripciónpara recabar fondos

Pasaban los años, se sucedían los Corregidores, pero la construcción del nuevo cementerio apenas avanzaba, por ello el Ayuntamiento en fecha 13 de septiembre de 1833 decretó lo siguiente: “ante las pésimas circunstancias sanitarias de la ciudad, reagravadas por la epidemia que se vive en Sevilla y otros pueblos de su reino y la imperiosa necesidad de subvenir pronto a la cerca del cementerio provisional, desatendida por la Junta de Diezmos y demás responsables por carencia de fondos, cree necesario abrir, como lo ha hecho, una suscripción para ‘llenar’ objeto tan encomiable, invitando a Corporaciones y Hermandades religiosas a que lo verifiquen para adquirir derechos de enterramientos.  El Ayuntamiento entrega la cantidad de 1.000 reales y el Vicario, Salvador de Burgos 100 reales”.

 
La mayoría de los prelados de las comunidades religiosas contestaron a la invitación del ayuntamiento que no tenían fondos para hacer aportación alguna. 

 
Fracaso de los arbitrios para sufragar los gastos y subasta de tierras del caudal de propios

Tras fracasar la adquisición de fondos mediante la suscripción ideada, se intenta en base al Decreto de 2 junio de 1833 la adopción de arbitrios que gravarían los derechos de enterramientos para financiar la construcción y que parecían en principio pudieran ser suficientes para resarcir a los empresarios de los costos que se les originaren, pero opuestas constantemente las Fábricas de las Iglesias a contribuir a este servicio, no quedó otro remedio, que abrir una subasta para las obras y garantizarla con la venta de tierras del caudal de propios que fueran enajenables. 

 
El 1 de mayo de 1835, se reúne el cabildo con esta finalidad y se nombra Comisión formada por los regidores, Juan Antonio Pardo, Vicente Robledo y el jurado José Castañeda para que eligiesen las tierras del caudal de Propios que pudieran subastarse para cubrir los gastos de las obras. En dicha subasta interviene finalmente, ya como alcalde, Luis María Pareja Obregón y Rojas, Conde de la Camorra, en fecha 2 de julio de 1835. (Se ha producido ya la revolución liberal de 1835 que llevó a cesar a todo el ayuntamiento entonces constituido y reponer en su lugar al cesado a finales del trienio liberal en 1823). Se venden en subasta cuatro fanegas de tierra situadas en la zona de Santa Lucía, en la cantidad de 4.700 reales y 30 fanegas más en la Dehesa de Potros, de las que se ignora valoración.

 
Se designan seguidamente nuevas tierras y se realizan nuevas subastas pero aún así, las cantidades obtenidas  no cubren la totalidad del presupuesto y prosiguen los mismos problemas. Esto se constata en un escrito de la diputación de Málaga de fecha 27 de diciembre de 1838 en el que se ordena al Corregidor, que quede bajo su depósito y custodia, las cantidades obtenidas de las tierras vendidas que no bastan a financiar las obras, porque de hacer éstas irían luego a su ruina al no poder finalizarlas.
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