Es el que es y durante algún tiempo se mantendrá el recorrido oscuro aunque ya es posible vislumbrar una salida. Me parece que el presidente estuvo justo, obviando, por supuesto, el caso Bárcenas, la pesadilla que no deja despertar el trabajo duro y entregado que el ejecutivo está realizando desde su llegada al poder. Limpiar las cloacas, aún a riesgo de expandir el mal olor, tiene la ventaja a medio y largo plazo de cubrir todo con el aroma de la confianza, de ilusión y de futuro que los ajustes, reajustes, engañifas en el traspaso y medias verdades ha mandado al espacio para que graviten a nuestro alrededor sin atreverse por el momento a venir. Y todo ello porque el periodo de gobernación, cuatro años, apenas si da margen para reorganizar un País como el nuestro con el tiempo tan difícil que nos está tocando vivir.
Es injusto tener que legislar leyes agresivas,impopulares y con una gran apariencia de discriminatorias, para sentar las bases de unas políticas populares que alcancen de una manera más o menos igualitaria a todos. Y se corre el riesgo de que el premio se lo adjudique un nuevo ejecutivo con un color y unas ideas muy distintas de hacer políticas en las próximas generales. La historia no está exenta de ejemplos. Probablemente el caso más llamativo fue Churchill, ese negociador sabiondo, astuto que se relamía con un puro entre sus dientes, llevó a Inglaterra en la Segunda Guerra Mundial a la victoria, pero no consiguió que sus aliados laboristas continuaran en el gabinete de coalición.
Ahora manda hacer una gran coalición entre todos derechas e izquierdas, republicanos y monárquicos, conservadores y progresistas y promulgar unas leyes duras contra la corrupción y los abusos del poder y no habría que estar todo el día hablando de crisis. El dinero robado y mal empleado es tanto, que seguro dejaría en la mitad las cifras de paro y el mal ambiente que se respira por culpa de los políticos, comenzaría a disipar muchas dudas y a calmar muchos cabreos. Pero se exige una limpieza a fondo. El parcheo ya no vale.
