Lleva cinco temporadas con el UMA Antequera y ha cuajado una gran temporada tras recuperarse de una grave lesión en la rodilla, precisamente tras el anterior ascenso. El ala ceutí es el pundonor del equipo y no duda en tirar del carro como hizo en la final. Su contacto con la grada es ejemplo de cómo vive el fútbol sala.
¿Qué dice el número 9 del UMA tras un nuevo ascenso? “Todavía muy emocionado, asimilándolo todo. No nos pilla de nuevas esta sensación de ascender, pero de las tres que llevo ha sido la que más he disfrutado. Creo que la Copa del Rey hizo que ya la recta final de temporada tuviera un poco de tinte épico de redondear un año que empezó no siendo tan bueno, pero acabó de la mejor manera”.
Antes de conseguir el gol, vimos que iba a por todas, con una velocidad, una fuerza, una entrega… todo corazón ¿Sabía que ese gol entraba? “Después de la lesión que me dejó sin ‘final four’ me sentó bastante mal en lo anímico porque era una ilusión para mí después de la lesión del año pasado del cruzado, de los 11 meses y demás, cuando nos clasificamos dije ‘aquí está la recompensa’ y una semana antes de la ‘final four’ me quedo sin ella, sin vivirla desde dentro aunque intenté aportar todo lo que estuvo en mis manos y esas dos semanas estuve fuera la convertí en querer volver bien porque sabía que el equipo andaba después de la ‘final four’ muy justo de efectivos y de piernas y de gasolina y yo sabía que con las ganas que yo tenía y al nivel que me encontraba justo cuando tuve la molestia, sabía que podía ser muy importante en los playoffs y sabía tanto el día del Alzira como el otro día que marcaba”.
¿Qué se escucha desde el campo? Porque acostumbrados la temporada marcada por la pandemia… ¿os llega lo que transmite la grada? “Cuando tienes a tu pabellón te cambia mucho la forma de jugar, te da muchas piernas extras que tú crees que tienes y que a lo mejor estás un poco más llegando a la fatiga, pero ese punto de adrenalina que te da la gente en cada acción… y tú eso lo sabes, sabes que la gente está volcada, como el día de Alzira, como el otro día y cualquier acción te la aplauden, te la jalean… yo también soy personalmente de los que les gusta celebrar las cosas con la afición”.
¿Y el gol entra por donde tu cabeza, tu pierna quiso poner el balón? “Fue una opción rápida, al final es un saque de banda que nosotros también lo tenemos, que el portero contrario gana la banda, lo defendimos bien a nivel táctico. En el momento en el que lo puntea Pablo juega conmigo de cara porque no percibe, me lo dijo después, que el portero esté fuera y me la da de cara pensando que yo voy a volver a iniciar la jugada, pero lo que yo veo es la portería de fondo libre y lo que hago es ver la portería libre y hago un pase tenso pensando en el portero no va a llegar. Al principio creo que llega, pero cuando escucho al Argüelles cantar el gol ya veo que entra y que el portero no va a llegar”.
¿Qué pasó por su cabeza? “La familia, que estaba en el pabellón, vinieron mi padre desde Ceuta y mi hermano también desde Huelva, y me giré hacia ellos. Emocionante porque al final son los que más se han llevado y han sufrido todos mis meses con el cruzado y mucha preocupación y se han volcado siempre conmigo”.
Una gran temporada
Entre la Copa y el ascenso, un año de lujo para el regreso del mejor Dani Ramos. “Creo que es un doblete casi irrepetible, aunque no hay que poner ese techo, pero creo que en la liga nosotros nos habíamos exigido tener en un principio el puesto idóneo, pero nos hemos levantado de muchos inconvenientes en el camino a lo largo del año, también las lesiones graves de Raúl y de Quique, o la de Cone, y creo que es un premio a eso, al trabajo semanal, de cada día, y a creer que territorio playoffs es territorio UMA y que eso no se nos iba a escapar”.
¿Ha podido ser de momento su mejor temporada? “Sí, yo te diría que sí. Físicamente porque al final me he pegado once meses de pretemporada. Soy muy exigente conmigo mismo, me gusta mucho esto y me tomo las cosas muy a lo personal y a lo profesional y si volvía quería volver bien, buscando mi mejor versión e incluso mejorarla. Sí es verdad que desde el punto de vista también táctico ahora soy un juego mucho más maduro del que era cuando llegué hace cinco años. He crecido, también es normal, va con los años y con la experiencia, pero sí que te diría que es el año que en la pista más cómodo me he sentido, más ha disfrutado y mejor me he encontrado, tanto a nivel de juego como a nivel de confianza. También agradecérselo al cuerpo técnico que después de una lesión grave confiaron en mí hasta el último día”.
Terminamos preguntándole ¿qué ha pasado este año para conseguir estos resultados? “Evidentemente ha sido el vestuario, porque al final la clave en el éxito de este club es el vestuario. Mientras el grupo humano siga siendo un grupo unido de gente sana, que somos amigos entre todos, un grupo formado a base de los años, a base de vivir cosas buenas y no tanto, al final te hace encarar el año sabiendo que va a ser largo, que sabiendo que va a ser difícil, pero sabiendo que sabemos cuál es la filosofía, cuál es el ADN y mientras se le vaya sumando jugadores y compañeros que remen en la misma dirección y que sigan un poco la línea marcada va a hacer cosas buenas siempre porque es lo lo primordial”.