viernes 17 mayo 2024
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Aquellos Días de los Santos que olían a aceite quemado y batata asada

El jueves y el viernes, los antequeranos vivimos la Fiesta de Todos los Santos y el Día de los Difuntos. Aunque de carácter muy distinto, son considerados “Días de los Difuntos”, lo que se manifiesta en la masiva afluencia al Cementerio, para visitar donde reposan nuestros seres queridos fallecidos y dedicarles oraciones. 
 
Antiguamente, aparte este recuerdo a los que se nos fueron, el Día de los Santos, marcaba una serie de tradiciones de todo tipo: en las casas, encima de la cómoda, se colocaba un plato con agua y aceite en la parte superior, sobre la que ardían las “mariposas”, aquellas luminarias que vendían en cajitas de cartón “Nuestra Señora del Carmen”, hechas con un pabilo, colocado en el centro de un redondel del tamaño de un euro actual, hecho casi siempre con naipes. Imponía entrar a las habitaciones oscuras, con las luces de las mariposas y el olor que desprendía el aceite al quemarse, pero constituía el recuerdo a los familiares difuntos en cada hogar. 
 
 
 
No faltaban las tradiciones gastronómicas, representadas por los “huesos de santo”, o por las batatas que desde días antes se empezaban a vender en los puestos de “la Plaza”, así como en las pequeñas tiendas próximas a nuestras casas, donde había de todo. Las batatas se cocían hasta ponerse tiernas, se cortaban en rodajas, despojándolas de la piel, y echándoles por encima un poco de azúcar. Otra forma de degustarlas, era asándolas, para lo que se acudía a las panaderías o a las confiterías amigas, en cuyos hornos se metían durante horas, hasta que la piel se endurecía, guardando un interior dulcísimo y con sabor inigualable. Por cierto que hoy se venden, ya asadas, por ejemplo en el Autoservicio Alsara de la esquina entre Zapateros y Santo Domingo. 
 
Y por supuesto empezaba el apogeo del dulce antequerano por excelencia, el mantecado doble y sus acompañantes, los roscos de vino, alfajores y polvorones, que se preparaban artesanalmente en conocidas e inolvidables fábricas antequeranas como Pura P. Valle, La Gloria, La Castaña, La Paz o las que aún se mantienen La Antequerana, La Perla, Nuestra Señora del Carmen o Santa Teresa. 
Tradiciones, tradiciones.
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