Ejemplo de deportividad el vivido a mediodía del viernes 1 de noviembre en el Pabellón Municipal San Miguel donde se celebró el partido de categoría infantil entre el Torremolinos Fútbol Sala y el Antequera Dolmen Futsal.
A falta de cinco minutos para la conclusión del encuentro y con un marcador de empate a 1 donde podía pasar cualquier cosa ocurrió un hecho por parte del plantel que dirige el joven de 19 años Salvador Ruiz que define a la deportividad. Con los ánimos encendidos el conjunto antequerano marcó el 1 a 2 que les permitía dormir como líderes de la clasificación, pero sin darse cuenta de que un compañero del equipo del Torremolinos estaba en el suelo.
Acto seguido, el entrenador del Torremolinos pidió tiempo muerto y fue donde Salvador Ruiz sugirió a sus jugadores dejar que les marcasen un gol, ya que vieron que los tres no les servían de mucho, y prefirieron que el otro equipo se marchara con buen sabor de boca del choque. Fue entonces cuando entre todos votaron la decisión que fue casi unánime.
Los antequeranos reanudaron el encuentro quedansose quietos en la pista y dejando que el Torremolinos marcase el gol del empate (2-2) con el que finalizó el encuentro. Para Salvador es un ejemplo de deportividad, pero también de queja: «En categorías como alevines, infantiles, cadete… hay equipos que marcan muchos goles y se ven resultados muy abultados y creemos que en un deporte base como este el primer objetivo debe ser aprender y disfrutar del deporte no humillar».