domingo 19 mayo 2024
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La serpiente de bronce y conclusión

Muerto Aarón, el pueblo judío reemprendió la marcha hacia Canaán, guiado por Moisés. Caminaban por el desierto. El pueblo protestó contra Dios y contra Moisés, diciendo que por qué los habían sacado de Egipto para morir en aquel desierto y que estaban ya cansados de comer el maná. Yaveh, como castigo, les mandó serpientes venenosas. Muchos murieron. Entonces, los israelitas le dijeron a Moisés que reconocían que aquello era un castigo por haber hablado mal contra Yaveh y contra él, y le pidieron que intercediera por ellos ante Dios para que apartara las serpientes.

 

Así hizo Moisés. Yaveh le dijo que hiciera una serpiente de bronce, que la colocara sobre un mástil y que todo aquel que fuese mordido por una serpiente y mirase a la de bronce sobre el mástil, viviría. Moisés hizo lo que le mandó Yaveh y todo hebreo que era mordido, si miraba la serpiente de bronce, seguía con vida. Este episodio tiene una explicación arqueológica. En esa zona se han encontrado láminas de cobre con forma de serpiente que fueron utilizadas para protegerse de la mordedura venenosa de los reptiles.

 

Recojo este suceso de la Biblia porque la serpiente de bronce no era un objeto con un poder sobrenatural, sino que era un signo del poder salvador de Dios para quien acudía a Él y le pedía ayuda. Además, la serpiente de bronce levantada sobre el mástil es también una prefiguración de Jesucristo, clavado en la Cruz; desde la Cruz, Jesús nos libra del veneno del pecado, nos redime y nos salva.

 

En el Evangelio de san Juan, Jesús dice a Nicodemo que como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre para que todo el que crea en Él tenga la vida eterna. Y, en el mismo Evangelio, san Juan afirma que la Escritura dice que mirarán al que traspasaron.El último libro del Pentateuco es el Deuteronomio. Contiene varios discursos de Moisés, un código de leyes civiles y religiosas, que son, en parte, repetición de las leyes dadas a Moisés en el desierto, la elección de Josué como jefe de los hebreos, el comienzo de la conquista de Canaán y la muerte de Moisés.

 

Por último, querría resaltar el siguiente paralelismo: en el Antiguo Testamento, el pueblo judío está preso en Egipto, atraviesa el mar en el camino de su liberación, es alimentado por el maná y es conducido por Moisés hacia la tierra de promisión. Según el Nuevo Testamento, nosotros somos presos del pecado, debemos pasar por el agua del bautismo para liberarnos del pecado, somos alimentados por la Palabra y la Eucaristía y somos conducidos por Jesucristo hacia nuestra tierra prometida: el Cielo.

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